Durante mi clase de esta semana en el CAAV, uno de los
chicos que lo está tomando me preguntó… “Oiga profe ¿Qué pasa cuando alguien
quiere algún producto del personaje en 3D?”. ¡Muy buena pregunta! Honestamente
yo he vivido el tema de tener que traer un personaje 2D a la tercera dimensión
y normalmente es todo un lío. ¿Por qué? Simple, porque aun cuando tienes un 360
de un personaje hecho para el 2D, hay ciertos ángulos que jamás aparecen,
sencillamente porque 1.-No se necesitan 2.-No se ven bien. Como consecuencia
natural, el día que alguien quiere hacer algo así, empiezan las dudas respecto
de si es lo mejor para nuestro personaje; el tema es que a diferencia de cuando
estamos generando la estrategia principal de la licencia, en esta ocasión
tenemos “encima” al licenciatario, porque quiere mandar a producir el artículo
a la brevedad y el proceso puede llegar a ser realmente largo, cosa que va
totalmente en detrimento de las necesidades de tu licenciatario, que siempre
está corriendo contra reloj para poder sacar los compromisos adquiridos.
Sinceramente yo no tenía previsto esto en la clase que doy los miércoles, así
que me pareció una muy buena aportación para comentarla aquí…
Entonces ¿Qué onda con el 3D de mis personajes?
Por principio, hay que mencionar que prácticamente ninguna
propiedad te proporciona a un personaje en 3D, salvo que la propiedad haya sido
realizada con ese tipo de arte. (Subway Surfers, Talking Tom, etc) Tal vez
Disney sería el único que te da el 3D de sus personajes aun de propiedades 2D,
pero no un modelo completo, básicamente se limita a entregarte la cabeza del
mismo para los efectos que lo necesite el licenciatario. Entonces… ¿De quién es
la responsabilidad? La práctica dice que el licenciatario es el que termina
haciendo esos esfuerzos para sus desarrollos propios, pero al momento que
alguien más lo necesita, el estudio no puede “pedir” el render y dárselo a un
tercero, simple y sencillamente porque no es de su “propiedad”, o sea si, es de
su concepto, pero el esfuerzo para realizarlo fue de un tercero y el estudio no
puede simplemente “agenciarse” del trabajo de su licenciatario. Esto realmente
empieza a complicar la operación y el estudio simplemente se limita a aprobar
lo que le gusta y a pedir cambios en lo que no le parece adecuado…
La recomendación, que desde mi punto de vista debería de
convertirse en una BUENA PRÁCTICA, tiene que ver con que una vez que inicies tu
programa de licencia y comiences a hacer cierres, contrates a un escultor para
que realice en plastilina, arcilla o cualquier material maleable, las
esculturas de tus personajes. Esto además de permitirte tener con TODO EL
TIEMPO DEL MUNDO tomar decisiones de la forma en la que tus personajes
abandonará el 2D, te servirá para crear modelos 3D de exactamente cómo quieres
que tus personajes se manejen y posteriormente digitalizarlos. Tenerlos en la
guía clásica sería ideal, pero en caso de no poder hacerlo de este modo,
tenerlos a los 3 o 6 meses de arrancar, sería muy bueno. Eso estoy seguro, será
algo que tu licenciatario te agradecerá, no se esperarán y hablará muy bien de
tu profesionalismo. Así que ya lo sabes, para evitar problemas o situaciones
incómodas más adelante, prevén que en algún momento, es muy probable que
alguien te pida este tratamiento para tus personajes. ¡Hay que estar
preparados!
Espero que esto te sirva de experiencia interpersonal y que
lo pongas en tu lista de pendientes por hacer con tu propiedad.
Sin mas por ahora, los dejo para que disfruten su fin de
semana y les saludo hasta que tengamos la oportunidad de reencontrarnos.
Saludos.
Antonio Mendoza
Supongo que también depende de la creación en sí, la dinámica de los personajes. Hay algunas que pierden mucho al hacerles 3D y piensa uno que habría sido mejor que jamás les hubieran cambiado de manera visual.
ResponderEliminarDefinitivamente eso podría ser incluso una política, sin embargo también depende mucho de la estrategia de comercialización. Hay categorías en las que podría ser prácticamente inevitable tener que pasarlos del 2D al 3D por algún producto que puede ser importante/relevante.
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